Pues si, madrugué para ver si el amanecer aceleraba su presencia,
parece ser que no, pero a mí me sonaba a que si, yo ya estaba allí,
con el convencimiento y la ilusión de tu presencia.
Tu aparición era como la comparecencia de un sol mejorado,
y el día despertaba con menos ruidos y todas las esperanzas...
puestas en la eficacia de los rocíos en los pétalos de las rosas blancas.
Pues si, madrugué y yo ya estaba allí,
y luego tú y el sol y el día, pura magia de las luces…
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