Me fui de lunas, soñando en las noches…
a veces las esperaba en el mar, cuando venían llenas,
otras en el río, tras la ventana donde se cena cerca del cielo,
otras en el bosque viendo cómo atraviesan por las ramas de los árboles,
dando color a las hojas que amenizan con sus músicas…
¡Ah, la música de las hojas, con luna y noche quieta!
Pero hablemos de la luna, o con la luna,
ella sabe del mundo y de la vida, es un precioso ojo amarillo...
que igual se esconde prudente, que aparece y magnífica los momentos.
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