Miré en la noche, cuando se ven las imágenes más nítidas...
y además acabé cerrando los ojos,
y la imaginación, simpática ella, voló entre luces de inspiración,
y escribí un poema a la locura, sin versos ni rimas,
sólo con voces de alivio y aplausos...
rebosando poesía de alegres lágrimas.
Después, ya conformado con la paz de la buena intención,
me atreví a hablar del amor, cuando lo sientes, cuando te invade,
cuando rompes en silencios que acarician y besos con locura…
aquella del poema que osé escribir desde la cordura.
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