Y por qué no revolucionamos las rutinas,
por qué no sorprendemos a la normalidad,
por qué no hacemos un mutis donde el aplauso se haga mágico
y se aleje del suelo de las experiencias habituales.
Por qué no clamamos al cielo...
y elevamos a la excelencia el pan nuestro de cada día,
por qué no hacemos únicos
todos los momentos que presiden las sonrisas,
y hacemos de lo aprobado un certificado a perpetuidad.
Por qué no amamos lo fácil
y dejamos de ser un eslabón de la cadena improductiva,
por qué no hacemos de la noche un lugar en el sol…
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