Vente conmigo por las afueras del pueblo,
veremos arrozales en descanso y el canal vacío,
y recordaremos cuando íbamos de excursión
andando hasta las masías cercanas,
y el bueno del maestro (Don Santiago),
nos hacía medir algún cuadrilátero de tierra,
para, luego en clase, hallar la superficie.
Veremos el mar abrazando el río,
y allá al fondo una mancha rosácea de flamencos
que ya viven plácidamente en el Delta del Ebro.
¿Vienes? Pues dame la mano...
que la belleza natural nos espera.
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