Me voy de bosque, allá por lo más espeso,
para hablar con los duendes, las musas,
las hadas y todas las maravillosas criaturas
que parecen habitar entre las verdes hojas y las flores,
dándonos abundantes aromas de buena inspiración.
En el bosque donde reinan las encinas,
que ya son veteranas y tienen hijos como pinos,
hay músicas de gorriones y jilgueros
que acompañan a los roces de las hojas,
en suaves brisas melodiosas.
Me voy al bosque natural del sueño
...y vuelvo a la realidad del jardín.
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