No, no abro la ventana, sólo lo haré si empieza a nevar,
para captar la paz blanca, el sosiego de la calma,
el silencio nítido del vuelo de los ángeles.
Se resiste, pese a que todo parece estar a punto,
oscurece y se para el poco vientecillo persistente,
sólo pululan una fina lluvia que invita a la esperanza blanca,
la que limpia y convence, bendice y emociona siempre...
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