Cierto que el tiempo todo lo madura,
pero hay ausencias imborrables,
de aquellas que al retornarlas al presente
te sientes acariciado y bendecido.
Y no importa ni el momento ni la ocasión,
simplemente reparas y revives,
y notas el aliento y el abrazo,
incluso la fuerza y el empuje,
y sobretodo sientes que son sangre de tu sangre.
Va por vosotros padres, abuelos, padrino, tíos,
va por vosotros mis amigos y compañeros
que ya habéis traspasado y nos esperáis…
¡Feliz Navidad, allá donde estéis, besos!
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