Como cada año, hago un recorrido de reconocimiento, por los espacios por donde se acomodaba mi niñez. Aquí la higuera que plantó mi padre, ahora es puro asfalto de patio, la era grande donde jugábamos al fútbol, ahora es un molino de arroz, pero no está escrito lo que disfruté con los amigos... el canal de tierra, a la izquierda del río Ebro, aquel que olía a hierbabuena y el agua era cristalina, ahora es de hormigón y el agua es de un marrón negruzco que da pena, pero me hace feliz recordar cómo nos bañábamos y lo pasábamos en grande. Como cada año gozo de mi pueblo…
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