Aquella caricia en disimulo,
que te provocó una reacción efervescente,
una duda eufórica, un proceder honesto…
Aquella caricia suave, noble, sincera,
de mano limpia e intención pura,
te llegó al alma, tras tocarte el corazón,
que apenas salía de su asombro positivo…
Qué gozo provocan las respuestas positivas,
cuando incluso es un placer la timidez de reacción,
y la ternura de la verdad asoma en constantes delicias.
Tierna verdad…
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