Me parece que, con el tiempo, todos aspiramos a tener el encanto de la normalidad, pasar casi de puntillas por la vida y arrancar, quizá, alguna sonrisa, una comprensión, un beneficio generoso, entre las dudas que siempre pululan por las existencias. Eso no quita que en otros tiempos pasados, no quisieras ser Messi, Bécquer o Pau Casals pero, entre logros e imposibles, uno llega al sofá de las delicias para seguir, sin parar, soñando y aprendiendo...
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