Y al llegar a casa me abracé con todo,
a mi maravilloso día a día y, como siempre,
de los mejores cielos, la voz de mi abuela:
“Hijo del rey dónde vas,
hijo del rey de dónde vienes,
todo lo que buscas, en casa lo tienes”
Gran verdad... con matices claro,
porque siempre es un placer viajar hacia el arte
y abastecerse, en lo posible,
de todos sus aspectos y manifestaciones.
Ahora, cargado de paseos, de esos contemplativos,
gozo de mi casa y de mis habitualidades varias…
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