¿Lloramos porque estamos tristes, o estamos tristes porque lloramos? Diría que el primer caso es el acertado... lloramos porque por nuestra culpa alguien ha tenido que llorar y pasarlo mal, o cuando se nos presenta un imprevisto que, sin comerlo ni beberlo, te deja tieso del impacto. Y es que la vida, amigos, es como un hermoso árbol al que, de repente, se le cae una hoja, y se le rompe una rama, y le acosan los vientos. Es la vida, amigos, con sus cosas, algunas incluso buenas para vivirlas con toda intensidad, otras no tanto... hay que ser muy fuerte y tener fe.
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