Un rizo escueto, como travieso,
parecía enredarse en el hoyuelo
de su mejilla cerezada en rojos...
de sana y lozana moza del campo.
Todo natural, todo generoso,
todo comestible, todo respetable,
razonable, como aquella amapola...
novia del campo, dicen.
Ella formaba parte del paisaje,
sobretodo cuando el paisaje
lo había diseñado el artista de lo natural.
Quizá fuera la luz del entorno,
quizá otra flor, una rosa blanca, como no…
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