El orgullo, el anhelo, el deseo, la vanidad,
la gloriosa soledad del ídolo que aún no ha caído.
La complicidad del espejo, que incluso te hace alto,
el no dejarse ayudar por nadie,
vencer, perder, avanzar, resurgir, gozar.
La vida depurada en filtros a medida,
y la soledad se queda sin peligro alguno,
el orgullo intacto y la vanidad reforzada.
La vida sigue, sólo que, alguna forma de vida...
no es auténtica, no es nada.
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