Hay que reemplazar los mares de desprecio
por océanos de justicia y comprensión.
Basta ya de los oficialmente buenos
y de los malos etiquetados de por vida.
La oposición se opone a todo, sobretodo...
a lo que diga el oponente de turno.
Parece que no se enteran de nada
y no comprenden que son muy pocas
las verdades absolutas en exclusiva.
Cuantos hechos que dicen probados,
tienen en raíz la mezcla persistente
de los colores extremos, perdiendo razón.
Sólo pido que la cordura lúcida y limpia
conduzca a la bondad por los buenos puertos.
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