Una parejita de a dos, jovencitos,
no muy altos, rehechitos, rubitos...
El la coge de la mano, fuerte,
como aquel que sella una conquista,
ella, erguida y peripuesta, altanea...
después se suelta, como para volar,
sin irse, por supuesto, ella...
se hace perdonar con carantoñas,
y le pone una mano en el bolsillo,
trasero del pantalón, él le pasa el brazo,
por los hombros, y deja la mano,
en caída libre... ya saben donde,
ella también la pierde... ya saben donde.
Son jovencitos, es primavera,
la sangre se altera…
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