Deja queda la cuestión,
no desenraíces ni desdudes,
no interpeles ni investigues,
no pongas ansia ni anhelo
a flor de piel porosa,
no te punces ni excites,
allá, por los hondos profundos,
no te lances de frente
al sol sin protección,
no te precipites al vacío
y compres la sonrisa incierta,
como aquel sí concreto
que dijeron otras niñas...
No, no digas nada, nada,
mientras hay vida, hay esperanza.
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