Le forcé dos tuercas al desprecio,
y degeneró en indiferencia dudosa,
sin pasar por el odio poseso...
No, no hubo antesala del amor,
simplemente una bajada de humos,
un toque de suelo, un alertar...
que existe entorno y el aire es común.
Posiblemente no me odiaba,
pienso más bien no sabía lo que quería,
y yo, después del paseo por sus ojos,
supe que no era ella, seguro,
y desteñí los odios, los supuestos,
y aderecé una indiferencia práctica,
donde nos sentimos cómodos,
No, no era ella, seguro que no...
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