De pequeños hacíamos barquitos
con las hojas de las cañas,
y los soltábamos por los riegos,
y cuando se cambiaba el surco,
se estrellaban por las corrientes...
Íbamos descalzos por el agua
marronosa del huerto sediento...
la higuera cercana, sombra e higos,
hasta columpio con capazo de esparto...
alguna rana, algún renacuajo,
sin, con patas, con cola, de pez a rana...
alguna culebrilla de agua, y algún caracol
que cruza tranquilo el camino.
Mientras, las verduras aplauden
al buen tiempo, y los niños juegan
a ser payeses y constructores…
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