Andar perdido por los caminos,
aquellos que te llevan a ninguna parte...
esclavo del vicio, ido de cordura,
como un cuerpo sin mente,
ausente, derrumbado, sin Sur ni Norte...
se me ofreció una roca, con medio sol,
entre las ramas de una gran encina,
quizá centenaria, generosa...
Desgarbada y despeinada, cola alta,
pantalón raído y blusa amarga, curtida...
se arribó cansina, se sentó lenta,
sin palabra ni mirada...
Éramos dos almas en pena,
de ojos escondidos, sonrisa muerta...
éramos, nada... fuimos, quizá,
en algún ayer que se perdió,
en un precipicio sin salida...
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