Parece ser que mi hijo los podó,
con gracia y a tiempo justo,
y además, me cuenta, lo hizo
el día del santo patrón protector...
el caso es que nunca había visto
algo tan bello, tan logrado...
Hay uno de rosas blancas, inmaculadas,
que parece un surtidor de dignidades,
una pureza de ambiente, una paz...
Otro tiene un color abutanado,
de flores más pequeñas
que son una caricia para los sentidos,
y es un regalo, un lujo de aromas...
El tercero es como una mezcla de colores,
conjuntando una composición exquisita,
templo al buen gusto... directo al corazón…
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