Los sauces ya no nos lloran,
y las acacias nos sonríen,
y los girasoles, pues eso, se giran,
dando pleitesía al sol, de sol a sol.
El jardín va llenando sus rincones...
de suspiros, algún beso los calla,
o más bien los acelera un mucho,
mientras, las flores se engalanan
y, vestidas de fiesta, acuden al evento.
Se altera la sangre y una brisa,
suave y tibia, aviva los fuegos...
Los rosales, siempre amigos cuerdos,
nos sueltan algún pétalo feliz,
bendiciendo el marco que el amor
hizo deseo y primavera anhelante…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada