Es por ti que reparé, extasiado,
con la flor de los almendros,
y vi engalanarse los cerezos,
y acercarse a la luna indiscreta,
para unirse a la fiesta,
y llegar a la noche hecha día con luz.
Contigo entendí al acantilado,
como un mecanismo de defensa,
de las flores más hermosas,
que nacen desafiantes de las rocas.
Tú me has enseñado...
que hay calor en los deshielos,
que no hay infinitos insalvables,
y que el sol acaba saliendo,
con sus maravillosos matices.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada