Lánzame una sábana a nudos
y trepo hasta tu trenza dorada,
y aterrizo en tus labios sedientos...
Mejor derrumbo el castillo,
y lo hago por partes y te llego,
y te vuelo conmigo por siempre...
Allá, desde la libertad de las alturas,
buscamos una tierra madre,
con hijos, que cual hojas verdes,
habitan, sanos y felices y lúdicos,
por lo frondoso del origen más natural...
Búscame una fuente en el paraíso,
y yo pongo los nenúfares y las ranas,
y nos hacemos un nido cerca de las ardillas.
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