Amigos, hoy puedo ser muchas cosas,
una burbuja independiente que se escapó
de una catarata impresionante...
O quizá un aullido de lobo con coros,
que despidió un atardecer encantador,
soñando en su loba y sus lobeznos.
Y si fuera aquella voz, con llegada...
en susurros que regala caricias al alma.
A lo mejor soy una encina centenaria,
que es como un abrazo, regalo del bosque.
Igual podría ser una centella bailarina,
que se escapó de la fragua de Vulcano,
o mejor del brasero de mi abuela,
y va encendiendo corazones sedientos,
y calentando los pies de las almas heladas.
Mejor me presencio como una higuera,
perdida en un bosque de pinsapos,
mostrando higos con gotita de miel,
algunos, y otros secados en casa
para ponerles su almendra oportuna.
Pero no, no quiero ser un pluriempleado,
qué mejor que un ente que se desarmó,
se transformó y entregó sus bártulos
al impacto de unos ojos verde pálidos…
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