dilluns, 30 de juny del 2014

Rincones del Delta

Se llama El Mirador, bar con terraza de césped y techo de moreras,
ladeando un meandro del río, del padre de los ríos, mi Ebro.
En frente tienes la isla de Gracia y se observa fácil
cómo un brazo se interna hacia la derecha
y deja aislado un paraíso natural de huertas y frutales de ensueño.
Un vermut de bodega y bota, una tapa variada… y familia.
Una barca que surca las aguas, unos ibis de vuelo visible,
las gaviotas de siempre suenan a mar.
Y les cuento de mi playa de agosto y nos vamos a verla
para gozarla luego como virgen que acoge sin precio.
Un restaurante entre arrozales, menú de degustación de lo propio y típico,
pero ya servido con clase, con caché, con vinos a juego y postres y café…
cómo ganan los sitios con los vinos, cómo lucen con el buen café….
Quizás plomeo con el Delta, pero es que ahora, cual tapete de cartas,
pinta de esperanzas los entornos y, en llegando,
la realidad te envuelve y te quedas colmado de elixires…



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