El estanque se llenó de hojas de nenúfar,
con ranas croando cortejos, insistentes,
monótonos en progresión hacia la mañana.
No sé si es el canto de las brujas
o el crujir de sus escobas veloces.
¿No será el carruaje de las hadas,
que vencieron sus miedos y timideces
y se acercan de nuevo a "madrinear"?
El caso es que el amanecer verdea
y el día despierta con sones de vida,
y el paseo se impone, respiras, hueles,
oyes, miras… mejor contemplas.
Los árboles jóvenes han crecido un palmo,
granadas en flor, manzanas, melocotones,
fruto en flor o minúsculo, creciendo.
Cerca, un río con cañas y chopos,
un camino sin ruedas, con pasos,
siempre pensé que los pasos buscan camino…
y en el agua patos y en el río.
De río a bosque, buena cara,
el matorral verde te acoge, te abraza,
y la sombra de la encina es generosa,
y, en el sol, sudor de mar cercano.
Mis entornos son un privilegio… en un radio escaso
ocupo los llanos de mar, de ríos y bosques.
Paso de gaviotas a conejos y ardillas,
paso de un croar a un bello trino canario,
una torcaz, un banco, una fuente, unos amigos…
y el estanque se llena de nenúfares con rana.
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