Y, después del mar de cada día,
me fui a ver el sol, y lo encontré en la noche,
entre los neones de los infiernos suaves,
camuflado en sueco, como travestido,
pululando por entre los suspiros…
aquellos cálidos de los amores,
que también se pierden por entre las músicas,
músicas que van de notas cadenciales,
letras que escriben los poetas con el alma.
Y el alma se serena con el sol
y el mar de fondo, sin cielo.
Mañana, con el sol de regreso,
será otro día de murmullo y azules
y, como si nada, la vida será camino.
Mientras, los elementos pendonean
y el amanecer les lava la cara…
Tiene ojeras… el sol trasnochador
apenas puede con unas nubes grises
que contonea el viento caprichoso.
Me llegan unos rayos dispersos…
será que entre la luna y la excursión
le quitaron las fuerzas y el rendimiento.
No se habrá enterado de aquello tan sabido:
quien es bueno para salir de fiesta,
también lo es para trabajar…
El sol, el mar, la luna guapa,
viven su vida y gozan plácidas…
Muchacha, mi niña preciosa, compañera,
te pienso en mar y sol, con luna y noche…
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