El día se oscurece, quiere llover, y mi tendinitis o lo que sea que tenga en la rodilla, se complace en el reposo. Mi amigo me ha invitado a unas sardinas, allá en la paz del bar de los hombres de sienes plateadas. Hoy me las han servido con una vinagreta de cebolla y aceitunas negras. Siempre es un placer el contacto con mis amigos del alma…
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