Siempre pienso en aquella barquita, que posiblemente ya no tendré, barquita a remos y con un motor, por si acaso, que circula plácida por el final del río Ebro, con un buen espacio para tumbarse y mirar todos los azules del mundo reflejados en el agua. Y contemplar la luna y hablar con ella, y ver como cae alguna estrella, y mi barca acercándose a unas matas, se ancla y balancea, y yo me duermo feliz, arrullado en suspiros de sirena que vienen a desposarse en mi río querido.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada