dilluns, 2 d’octubre del 2017

Mi mejor refugio...

Recuerdo que la primera vez que vi el mar, me asusté… me entró una especie de pánico, con el que mi imaginación de niño, estuvo algún tiempo jugando a adivinar qué pasaría si, alguna vez, toda esta inmensidad azul se enfadara y tuviese la tentación de convertirnos en peces. ¡Quién me iba a decir a mi que acabaría amándolo tanto y que se convertiría en mi mejor refugio, como un remanso de paz, mi rincón voluntario de pensar.

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