Eres como una niña, te gustan las estrellas,
y tu alma vuela tras los cometas.
No te importan los oscuros de la noche,
ante tanta belleza luminosa.
Me gusta que sigas con tus ojos,
que no tienen límites al contemplar la luz,
por muy envuelta de misterios que la escondan.
Eres como una niña, menuda niña,
mi niña… tan inmensa ella…
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