De la montaña bajaba
una pequeña, minúscula...
cascada de agua limpia,
cristalina diría el poeta,
y allí acudían raudos
los multicoloreados jilgueros.
¡Qué belleza plástica!
¡Qué foto más natural!
¡Qué luz en el paisaje!
¡Qué razón para el buen gusto!
¡Qué hermosura verlos beber!
¡Qué delicia verlos trinar!
¡Qué placer poder contemplar
la vida natural en música!
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