Me gusta la gente auténtica,
la que ríe o llora con el alma,
la que proclama sus verdades...
más allá de los acondicionamientos
que la mantienen en el redil.
Hoy, en un restaurante,
he visto reír a un hombre,
con un estruendo fuera de lo normal,
y es que se ha dejado ir más allá
del decoro de los comportamientos,
pero yo me quedo...
con el placer que me produce
ver la explosión de los ciertos del alma.
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