Aquel jardín repleto de mariquitas, que además de embellecerlo con sus puntos negros sobre rojo, le liberan de los pulgones. Amor de plantas y tan espléndidos animalitos, que se dejan ver por los tallos y las hojas e incluso te obsequian con sus vuelos de colores. Recuerdo que cuando les explicaba a mis alumnos que las mariquitas eran animales carnívoros abrían la boca, y esto era muy buena señal de captación. Mis alumnos, de lo mejor de mi vida, sana nostalgia...
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