Y al bosque siempre le pondría alguna fuente cercana,
y algún banco artístico de piedras de montaña,
y a los árboles les daría un tinte otoñal de amarillos diabéticos,
y, a la tarde, le sumaría una hora para que los rojos se internaran en las nubes,
provocando un entorno de ensueño en el paisaje natural…
Visto lo visto y lo que hay, un paseo contigo observando el vuelo de las hojas
y oyendo el croar de las ranas en los nenúfares… ¿te apetece?
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