Cuando uno vuelve donde ya estuvo, es porque le atrae lo vivido y pretende revivir las buenas sensaciones que gozó. Volvemos a Jaca, por el hotel, por sus gentes, por sus paisajes cercanos y, sobretodo, por sus carnes de cordero a la brasa, servidas en plato de pizarra, y con raciones generosas y muy ricamente acompañadas. Tercera vez en Jaca, siempre un placer, una gozada, un relax…
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