Y el mundo está lleno de gente,
y el bar de la esquina abarrotado,
y el paseo del bosque es un crujir...
de hojas secas, lluvias de otoño.
Pero en el mundo...
en el bar y en el bosque,
cuando hablamos nosotros,
parece que hemos excluido
al resto de cuánto se mueve.
Siempre me gusta hablar
de la intensidad de la emoción,
te la bebes y vives
y, aunque no es cierto,
lo demás no existe...
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