Y llovía, llovía, y la música de escuela, sonaba triste,
como sin niños, y la ventana empañada...
pero empeñada en que me acerque para no ver nada,
bueno, como dijo el poeta, la lluvia tras los cristales.
Solo en casa, pero sin diabluras, sólo melancolía...
y el recuerdo del niño con botas de agua para ir a la escuela,
y sin dejarse ningún charco para atravesar,
como aquel que camina sobre las aguas, con todos mis respetos.
Y llovía, llovía, y algún entreacto de granizo,
pero en Tarragona... no nieva.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada