Tienes aquella mirada que mira, sin mirar, con aquella luz
que siempre está al principio del túnel,
y lo ilumina y lo hace día, sin penumbras ni misterios.
Tu mirada es dulce, porque en ella sí llega tu sonrisa,
y allí se queda y se complace, siendo fiesta y gracia,
un toque de miel, en un armónico conjunto de belleza sana.
Pero cuando miras, cuando enfocas...
la locura dulce del calor humano se hace caricia sublime.
Siempre has sabido abrazar con los ojos, abrasar …diría.
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