El viento columpia caprichoso las rosas del mar,
las blancas, las que lanzan albricias...
y son el resultado del resoplar de las sirenas.
La barca navega casi en vertical, no pesca, subsiste,
y la belleza plástica de otrora es ahora dramático misterio.
Contemplar el mar, con sus matices,
aptos para todos los sueños del poeta,
y también para reparar cómo juega con las vidas,
mostrando peligros, sin muchas soluciones al alcance...
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