Vamos niña, muévete, sacúdete las alas y acude al jardín,
regala tu esencia y recoge el aroma de las rosas blancas,
vuela por el mar y cata lo salado de otras rosas blancas
que me tienen embelesado…
Venga muchacha de ojos tiernos, no olvides el bosque,
allí están los romeros donde juegan las abejas,
y los pinos con ardillas, y los tomillos que huelen que alimentan.
Vamos niña, que no decaiga, esparce tu luz...
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