Abrigo, guantes, y la gorra de última adquisición. Paseo por delante del jardín vertical, todo un sueño, tan bello como utópico, pero a los soñadores nos encanta, al menos leer sus propuestas y posibilidades, hasta que se nos cae la lechera y se derrumba toda la leche, como en el famoso cuento. Vuelve a hacer frío, pero en Tarragona no nieva ni por casualidad. Me gustaría un año de nieves… que es de bienes.
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