Una luna de vacaciones por aquel jardín tan nuestro.
El día se alarga, hay un cierto fuego en las nubes,
pero pronto anochece...
y el hermoso satélite señorea por lo oscuro,
aparece como despertando de un plácido letargo.
La arboleda ya empieza a tener el color que generan las lluvias,
la primavera asoma y alguna planta se engaña,
pero la vida sigue, con sus interminables intermitencias...
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