No buscaré rizos dorados...
que desmerezcan en tu cara morena,
ni te exigiré un vestido ajustado
que te prive de tu túnica sagrada.
No miraré de cambiar tus miras,
ni acoplaré tus decires naturales
a mi música de supuestos lúcidos...
No preguntaré dónde estabas,
ni por qué viniste, sólo verás...
en mi cara, felicidad total por verte.
No te inventaré un proceso,
una máquina del tiempo, a mi tiempo,
a mi medida, a mi servicio.
No, yo no maltrato,
yo te quiero... libre y feliz.
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