Salí del frío...
o quizá de un espesor,
de una selva tupida.
Pude salir de un misterio,
de un arrojo, una insensatez,
o de un desprecio inmerecido.
Es posible que apareciera
de un nublado que explota
en cataclismos de tormenta...
El caso es que estuve allí,
en el momento preciso,
cuando tu corazón se abría,
y tu alma respiró con celo
mis alientos más sentidos,
más profundos y más ciertos…
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