Cada vez que te veo... se para el tiempo,
y la luz llega a su umbral,
y mi alma bebe de la esencia de las flores,
que se abren al paso de tus formas de sol.
Te veo y acuden mariposas,y callan...
los tambores que clamaban al desierto.
Contigo se presencia raudo,
el impacto sinfónico de los violines,
dejando siempre paso, al sonido...
ya saben... aquel lejano, profundo,
de un saxo en lamentos de gloria divina.
En ti se proclaman los mejores aromas,
y entonces, el alma se calma y se delicia,
y la belleza se huele y la paz activa estalla.
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