Hace ya algunos años que no conduzco,
es aquello de que algún ángulo muerto...
no se ve muy definido, o que las luces
te molestan más de la cuenta,
o las distancias son menos lúcidas...
Creo que tuve la decencia de decir basta,
y además colaboré para que Teresa,
a quien le encanta conducir,
y lo hace de maravilla, sea mucho más feliz.
Tenemos un Ford Kuga, gran máquina,
con ella vamos por el mundo mundial
y, a veces, llegamos al Delta del Ebro
en tiempos de alfombras verdes...
¡Qué belleza amigos... vengan,
seguro que no se arrepienten!
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