Por tu mirada discreta, prudente,
se maneja una esperanza cierta,
un mensaje de posibles espacios,
donde penetrar la luz de mis principios.
Por la sonrisa que se escapa,
de tus nobles envoltorios, se adivina...
un resquicio, a modo de ventana,
con ganas de abrirse, de par en par,
a mi abierto corazón latente.
Por tu actitud, siempre decente,
pero accesible y dialogante,
con el ademán a punto y la palabra justa,
y el suspiro controlado a duras penas...
Por todo esto, tu mirada que sonríe,
tu actitud que bendice los espacios,
tu presencia que armoniza los sentidos...
Por todo lo que enciendes en mi alma,
me siento abrazado por la felicidad.
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